Sucedió una noche

Creo que para empezar debería presentarme. Esto supone para mi un nuevo reto que afronto con mucha ilusión. Los amigos de PUGIL me han pedido que colabore esporádicamente con ellos en su blog, y es una tarea que realmente me apetece mucho.

Debo confesar de entrada mis pocos o nulos conocimientos sobre el mundo de la moda, y aún así, perdonarme el atrevimiento, intentaré enfocar mis participaciones sobre cine o televisión, desde el punto de vista de la moda, las tendencias y sobre todo, la elegancia.
Respecto a mí puedo decir que estoy casada y soy madre de una niña de cuatro años. Me encanta el cine americano, que es mi verdadera pasión, soy adicta a las buenas series de televisión y al mundo de Internet. Soy bloguera desde hace 6 años, una enamorada de los pingüinos, fan total de Sabina y Springsteen y un título que me dieron allá por el año 99 dice que me licencié en Derecho.

El mundo del cine siempre ha estado y estará muy vinculado a la moda. Cómo decía Hannibal Lecter en «El silencio de los corderos», «deseamos aquello que vemos», y el cine nos ofrece una ventana abierta a todo un mundo de deseos.

Quiero empezar mi colaboración con este Blog, hablando de una película que me parece muy «Pugilist», la cinta de 1934 dirigida por Frank Capra «Sucedió una noche». Todo en ella es acorde a la filosofía de esta marca, la estética, el fondo, las barreras que atravesó y lo que supuso en su momento, una innovación que cambió el rumbo del cine y la forma de presentar las relaciones entre hombres y mujeres.

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Esta maravillosa comedia se rodó casi por casualidad. Al parecer lo tenía todo en contra; el guión no resultaba convincente y los actores llegaron de rebote, Clark Gable fue cedido a regañadientes a la Columbia por parte de la Metro, y Claudette Colbert llegó de mala gana, tras el rechazo de varias actrices, pidiendo el doble de su sueldo habitual y exigiendo que se estableciera una fecha límite al rodaje de sus escenas para poder irse de vacaciones. Aún empezando con dificultades, el entorno en el que se fragua es muy favorable. El público, sumido todavía en la Gran Depresión que siguió al crack del 29, y sometido a las medidas del New Deal, estaba hambriento de entretenimiento y de esperanza. El humor era esencial como vía de escape, y en ese contexto, nace con esta película un subgénero, que se ha imitado hasta la saciedad. Si no es la primera, es seguramente una de las primeras comedias románticas de la historia del cine.

Las líneas maestras de este tipo de comedias, denominadas «Screball Comedy», son un humor descarado, con un ritmo muy ágil y rápido, diálogos mordaces, y un afán desmedido por derribar los estatus, las normas y los convencionalismos sociales. Por ello, en los temas, predominan la guerra de sexos o de clases sociales. Es la primera vez que en estas luchas la mujer es un igual al hombre, y las clases altas son dibujadas cómo una estructura aislada del mundo real con graves problemas cuando tienen que vivir fuera de su entorno.

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Aunque no lo esperaban, se llevó cinco premios Óscar: mejor película, mejor director, mejor actor, mejor actriz y mejor guión. Fue así la primera película en ganar los cinco principales premios de la Academia. Este logro tardaría casi 40 años en repetirse, sería igualado en 1975 por «Alguien voló sobre el nido del cuco» y en 1991 por «El silencio de los corderos».

Peter Warnerc (Clark Gable) es un periodista bohemio y desaliñado que conoce de modo fortuito en la carretera a la joven millonaria Ellie Andrews (Claudette Colbert), la cual trata de encontrarse con su marido, con quien se ha casado a escondidas, a pesar de las reticencias de su familia. Comienza así un juego entre los recién conocidos en el que se vislumbra la atracción mutua que sienten.

Clark Gable, en un papel de comedia que no le era habitual, nos regala una interpretación memorable. Refleja a la perfección el espíritu de los personajes del cine de Capra, el idealista que cree que siendo fiel a uno mismo puede lograr sus sueños. A partir de este film, su ahora ya característico bigote, hizo furor entre los hombres y empezó a ser muy imitado. Destaca también su momento «striptease», cuando se empieza a quitar la ropa vemos que no lleva camiseta interior. Resulta muy anecdótico ya que este hecho provocó un descenso importante en la venta de camisetas en los Estados Unidos ese año. Un claro ejemplo de cómo una película puede condicionar una tendencia.

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Capra rompió barreras y consiguió burlar a la censura de la época al colocar una cortina en la habitación que comparten los protagonistas, ya que estaba mal visto que una pareja durmiese junta si no estaban casados. Con esta solución, fue el primero en mostrar esta situación en pantalla. También han pasado a la historia las escenas sobre cómo se debe mojar un donut, o cómo hacer auto-stop.

«Sucedió una noche» es una joya, una muestra clara de que el cine influye en la sociedad, y un punto de inflexión en la forma de hacer comedia.