Sabemos que el esmoquin es un traje de etiqueta masculino adecuado para lucir en fiestas nocturnas, ¿pero conocemos su origen y cómo hay que llevarlo?
En el siglo XIX, Eduardo VII, por entonces Príncipe de Gales, pidió a los sastres de Savile Row Henry Poole & Co que le diseñaran un traje con el cual pudiera sentirse cómodo y verse elegante al mismo tiempo. Él lo utilizaba para sus cenas privadas, de ahí que en el Reino Unido se lo conozca cómo “Dinner Jacket”.
James Potter, en una de sus visitas a Reino Unido, visitó a Eduardo, y ante su fascinación por el traje del Príncipe, visitó a los sastres para que le hicieran uno igual. A su vuelta a Estados Unidos, estrenó el traje para acudir al Tuxedo Park Club; de ahí que los americanos denominen a esta prenda “Tuxedo”.
En castellano lo denominamos esmoquin por error. El vocablo es una transformación del inglés “Smoking Jacket”, término que tiene su origen en unas chaquetas que usaban los caballeros ingleses para fumar. Pero estas chaquetas no se corresponden realmente con el “Dinner Jacket” inglés, al que nosotros llamamos esmoquin, la denominación viene de una confusión entre estas dos prendas. Fumar cigarros se convirtió en un acto social muy propio de los hombres aristócratas desde que el tabaco se introdujo en el mercado inglés. Para no molestar a las mujeres con el humo, y para tener espacios propios donde hablar, empezaron a proliferar los clubs de fumadores. Hay dos teorías para justificar la aparición de las Smoking Jackets, por un lado encontramos quien afirma que surgieron cómo una chaqueta que los hombres se ponían en los clubs, para que las suyas propias no olieran a humo cuando volvían a sus casas; y otra que afirma que surgieron cómo una especie de uniforme que usaban en esos clubs para que los aristócratas que no disfrutaban de una posición económica acomodada, no se vieran cohibidos por no poder acudir a las reuniones con ropa variada y elegante.
El esmoquin era una prenda de uso exclusivamente masculino, hasta que en los años 30, la alemana Marlene Dietrich revolucionó a la sociedad de la época atreviéndose a lucir uno en la película “Morocco”, su primer trabajo para la industria de Hollywood.
Tras este precedente, fue el diseñador francés Yves Saint Laurent el que popularizó el esmoquin femenino, introduciéndolo en su colección de 1966.
En el cine se puso de moda con su uso por parte de Humphrey Bogart en la película “Casablanca”. Uno de los principales iconos del esmoquin, cinematográficamente hablando es el personaje de James Bond. Todos los actores que lo han encarnado a lo largo de los años, lo han lucido con mayor o menor acierto.
Esta indumentaria está compuesta por:
Una chaqueta normalmente negra, podemos utilizar también otros tonos, cómo el azul medianoche, o dependiendo de la solemnidad del evento al que se acuda, usar combinaciones más atrevidas. Un ejemplo, serían los esmoquin diseñados por Tom Ford que vemos en estrenos de cine o entregas de premios.
En climas cálidos el blanco o el crema también se consideran aceptables.
La chaqueta del esmoquin no tiene colas como el frac o el chaqué y lo común es que se cierre al frente con un sólo botón. Llevará un bolsillo donde se pueda lucir un pañuelo.
Las solapas pueden ser con terminación en punta o redonda. La terminación en punta se considera más formal. Según los más puristas deben ser siempre de raso. Y el tejido con el que se realicen, será el mismo que se emplee para la pajarita, el fajín y el galón de los pantalones. Puede sustituirse el uso del fajín por un chaleco.
Los pantalones serán negros, blancos o azul medianoche, dependiendo de la chaqueta, y el largo debe quedar por encima del tacón del zapato. Además estarán preparados para llevar tirantes.
La camisa, de color blanco, llevará puños dobles y tendrá la posibilidad de unirse al pantalón, para evitar que se mueva. Es común que en el frontal lleven una especie de pliegues, para diferenciarse de las camisas estándar.
La pajarita es obligatoria. Aunque es cierto que últimamente se ven muchos casos de esmoquin con corbata, para los más puristas esto es inadmisible. El protocolo más estricto dicta que la pajarita debería sea del mismo material y color que hayamos elegido para las solapas de la chaqueta, pero hoy en día se suele ser más flexible a este respecto.
Los zapatos más adecuados son los “opera pumps”, si no, unos zapatos Oxford tipo Balmoral charol también resultarían válidos.
Poco a poco este traje a sufrido algunas modificaciones hasta ser cómo hoy lo conocemos. En el periodo de entreguerras el Duque de Windsor hizo los primeros cambios al añadir pequeños detalles en la parte superior. Además amplió la posibilidad de los colores. Hasta los años 30 se utilizaba exclusivamente con chaleco, más tarde apareció el fajín con los esmoquin de chaqueta blanca, y a partir de los años 50 el fajín pasa a ser completamente aceptado, sea cual sea el color del esmoquin.