El zapato es sin duda una parte fundamental de la indumentaria masculina y su elección se convierte en la más importante de todo su atuendo.
Si hablamos de cómo completar un buen fondo de armario o de cómo combinar un buen traje deberíamos mencionar sin duda los modelos Oxford, Derby y Mokstrap.
Oxford
El Oxford es la base principal de cualquier armario, el primer zapato a comprarse dada su versatilidad, elegancia y formalidad. Nos sirve para usarlo tanto con traje como con chaqué.
La principal característica que diferencia unos buenos Oxford es su costura prusiana, las palas están cosidas bajo la parte delantera terminando en una lengüeta que aparece cosida bajo los cordones.
El color por excelencia de este zapato siempre será el negro aunque aunque existen diferentes tonalidades. En cuanto a modelos, podemos encontrar desde el liso, el semi-brogue o el full-brogue.
Confeccionado desde la década de 1830, no se puso de moda hasta 1870. Según algunos autores su uso data del siglo XVIII, con forma de bota corta era utilizado por los universitarios en paseos por el campus de la ciudad de Oxford; otros sin embargo, ubican su origen en Irlanda y Escocia.
De cualquier manera, todos coinciden en afirmar que el prototipo del modelo que ha llegado a nuestros días nació en Londres, en el taller de John Lobb y se caracteriza por estar realizado en tres piezas: la punta, la parte del cuerpo delantero y la pieza de los cordones.
Derby
El modelo Derby, o Blucher para los americanos, al contrario que el Oxford se caracteriza por contar con sus palas laterales cosidas por fuera de la parte delantera lo que se llama costura inglesa en vez de prusiana.
Al igual que en los Oxford, existen diferentes modelos los cuales reciben su nombre dependiendo del grado de adornos que lleven: como plantip bluchers, toecap bluchers, long wing bluchers…
Los zapatos Derby son menos formales que los Oxford por ello no son aptos para ocasiones muy formales o para lucir con un chaqué.
Este tipo de zapato debe su nombre al mariscal de campo prusiano y duque de Wahlstadt, Gebhard Leberecht von Blucher (1742-1819), quién además de derrotar a Napoleón en 1815 junto a Wellington en Waterloo, encargó la confección de zapatos de este tipo para sus soldados. Calzado de tipo robusto, producto de su origen militar, se caracteriza por poseer las costuras exteriores en cosido doble y la lengüeta como parte integral de la pieza anterior del zapato.
Monkstrap
Este modelo de zapato recibe su denominación por la utilización de hebillas para abotonarse y por recordar a las sandalias que vestían antiguamente los monjes. La gran diferencia en cuanto a su fabricación con los Oxford y los Derby es que la hebilla es la que une las cañetas del zapato y no los cordones.
Un zapato con hebilla aporta el balance adecuado que necesita un variado armario de zapatos. Una de sus ventajas es que pueden ser destinados también a un uso más informal, en sus tonalidades marrones o de piel vuelta resultan perfectos para vestirse incluso con vaqueros. Se pueden encontrar con una o con dos hebillas, siendo los de dos siempre más estilizados.
Si bien los zapatos de hebilla resultan perfectos para vestirse con traje en el día a día, el hecho de contar con un elemento metálico lo hace inapropiado para acompañar a un chaqué o para vestirse con un traje en un evento formal.