«Cinderella Man» es una película de 2005, dirigida por Ron Howard y protagonizada por Russell Crowe, Renée Zellweger y Paul Giamatti; inspirada en la vida real del boxeador James J. Braddock.
James J. Braddock y su familia sufren los efectos de la crisis del 29, la Gran Depresión le ha golpeado fuerte después de haber sido un boxeador profesional y perder toda su fortuna en malas inversiones. Trabaja como estibador en el puerto y su familia vive hacinada en la miseria. Su manager sigue creyendo en él y le impulsa a reintentar suerte en el boxeo a pesar de no ser tan joven y estar lesionado. Por casualidades de la vida le llega una segunda oportunidad, en la cual tendrá que enfrentarse por el título contra Max Baer, un brutal boxeador que ha matado a dos contrincantes en el cuadrilátero.
Ron Howard recibió duras críticas por lo mismo que siempre le achacan, ser demasiado blando; y la película no obtuvo demasiado éxito en la taquilla de ese año. Tal vez contar una historia real cómo esta juega en su contra. La realidad supera a la ficción, y en este caso, una historia verídica ambientada en la Gran Depresión puede parecer demasiado edulcorada y sensiblera. Es cierto que sobre todo en la primera parte Howard peca de sensiblero, las escenas de los niños y la pobreza recuerdan a una novela de Dickens, pero eso no puede restar valor a la genialidad con la que están rodadas las escenas en el ring. Después de tantas y tan buenas películas de boxeo, el «blando» de Ron Howard consigue sorprender y emocionar con unas peleas magníficamente diseñadas y muy bien ejecutadas. Estupendo Russell Crowe, cómo suele ser habitual, y casi mejor Paul Giamatti (nominado al Oscar al actor de reparto, que ese año le arrebató George Clooney por su intervención en Syriana) en un papel a su medida.
Howard habló así sobre su película en El Cultural: «La película es una historia de amor. La de James y Mae. Y la de sus niños. He querido honrar la memoria de este héroe. Y el amor por su esposa, que jamás se extinguió hasta que murió. Le pasó de todo. Estuvo en la cima y en lo más bajo, pero jamás dejó de amarla. Con la misma intensidad cada día. Ella fue siempre su prioridad. No se puede sobrevivir sin el amor. Hay un momento en que Braddock dice en una rueda de prensa por qué pelea. Es sencillo, dice, leche para mi familia. Simplificando, podríamos decir que “Cinderella Man” es una película en la que un tipo duro se bate por unos litros de leche para sus bebés. Es una lucha diaria por la supervivencia.»
Y es que el mayor rival de Braddock no fue un contrincante, sino, la propia vida. En un momento del metraje Jim dice que prefiere pegarse en el ring porque «ahí sé quién me pega». Son peores los golpes que le da el hambre, la falta de trabajo, las enfermedades… que los que pueda darle otro boxeador. Se establece un paralelismo entre los combates de boxeo y la lucha por sobrevivir. En ambos, la clave es saber encajar los golpes y no dejarse caer. La manera tan digna que Braddock tiene al enfrentarse a su mala suerte le convierte en referente para la gente corriente que lo está pasando mal: Si él no se rinde, ellos tampoco lo harán. Algunos críticos la acusaron de ser una «colección de tópicos sobre la necesidad del heroísmo» (M. Torreiro, de Diario El País) pero tras leer varias biografías de Braddock, creo que la película no dista mucho de la realidad.
Si es cierto que podemos reprocharle que no incluya más escenas de gimnasio o de entrenamiento, y se centre menos en la desgracia edulcorada que nos muestra.
No podemos terminar sin reparar en la dirección artística y el vestuario de esta película. Una obra muy cuidada que te transporta completamente al epicentro de los años 30. Todo en ella está pensado y elegido con un gusto exquisito.
Una última curiosidad, la caracterización de Baer como un desalmado fanfarrón que se burla de sus víctimas e intenta seducir a la mujer de James J. Braddock, mereció fuertes críticas por parte de Max Baer Jr., quien defendió la memoria de su padre con argumentos que fueron recogidos por Federico Gabriel Polak en su novela «Remember Max Baer», editada en Buenos Aires en 2008: “Max Baer en la vida real fue un boxeador dotado de una demoledora derecha nockeadora; pero demostró humanidad y un gran corazón hacia sus adversarios vencidos”.